Si hay un contrincante al que debes vencer en una carrera de larga distancia, ese no es otro que el tú de ayer.

La reflexión de la imagen previa, es una de las muchas que Haruki Murakami (Kioto, 12 de enero de 1949) realiza en su libro “De qué hablo cuando hablo de correr” (2007). En él recoge aquellas experiencias que ha aprendido de forma natural tras 23 años de correr ininterrumpidamente seis días por semana y después de participar en una maratón al año y en innombrables carreras de diferentes distancias.

No es un libro de consejos, ni de planes de entrenamiento, ni el autor es un atleta o entrenador de élite, son reflexiones y preguntas, expuestas con claridad, a modo de relato corto o ensayo que el escritor nipón realiza en torno a una actividad, correr, que confiesa “es la más provechosa y la de más sentido que ha adquirido en su vida. A menudo las cosas verdaderamente valiosas son aquellas que se consiguen con actividades de escasa utilidad … pero jamás estúpidas”.

Se pregunta Murakami: “¿En que pienso mientras corro? … si hace frío, en el frío; si hace calor, en el calor; si estoy triste, en la tristeza … o en sustancia en nada, simplemente sigo corriendo en el silencio”. Es la forma de entender el running de un corredor al que no le importa demasiado si gana o le ganan, sólo le interesa ver si es capaz o no de superar los parámetros que él da por buenos.

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Memorable la escena que describe de sus entrenamientos por la Ribera del Charles en Harvard cuando le pasan corriendo, en línea recta, cortando el viento, chicas bajitas, estilizadas con colas de caballo rubias, con aire desafiante y agresivo: “Parecen estar acostumbradas a ir delante de todo el mundo. Salta a la vista que son brillantes, sanas, atractivas, serias y muy seguras de sí mismas. Su zancada es larga y tienen un apoyo incisivo y firme. Divago mientras contemplo el balanceo de sus pretenciosas colas de caballo y sus beligerantes piernas estilizadas. Y continúo corriendo tranquilamente, a mi ritmo, por la ribera. Ellas tienen su ritmo y su tiempo propios. Y yo, mi ritmo y mi tiempo propios”.

Quizás valga la pena recordarlo en el ecuador de nuestra próxima carrera popular, y pensad runners que, parafraseando al autor, “lo importante es ir superando las metas con firmeza, con nuestras propias piernas, quedar convencidos de que hemos dado todo lo que teníamos que dar y extraer alguna enseñanza de las alegrías y de los fracasos”.

Finixers, ésta es una lectura absolutamente recomendable para ver el running desde un punto de vista mucho más íntimo del que estamos acostumbrados a leer hoy día.

 

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