El título del libro “Mañana salimos” hace referencia a la frase que se solían decir para quedar a salir en bicicleta por las carreteras del País Vasco-Francés, Jean Bobet (ganador de una París Niza) y su hermano Louison Bobet, (primer ciclista en ganar tres Tours de Francia seguidos 1953-1955 y Campeón del Mundo de Ciclismo en 1954) tras retirarse del ciclismo profesional y hasta el fin de los días de Louison, fallecido a los 58 años.

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En la década de los 50 Francia vive un período de reconstrucción y de relanzamiento económico tras la Segunda Guerra Mundial. “A este período se le asocia con el esfuerzo. La dinámica del deporte, y especialmente del ciclismo, que se despliega por todo el territorio, se enmarca en este gran movimiento de celebración de la lucha y la victoria.”, “Los campeones se convierten en héroes de un público adicto a la bravura y que cada domingo recibe su dosis de entusiasmo.”

Así lo describe Jean Bobet, periodista deportivo y espectador privilegiado de la Época de Oro del ciclismo Francés. Ciclista atípico, dada su formación universitaria, formó parte del pelotón durante la década gloriosa de los 50, codeándose con Bartali, Coppi, Kübler, Koblet, Van Steenbergen y gregario de su hermano mayor Louison.

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Jean obtiene su licencia amateur el año 1947 con 17 años y se inicia en el mundillo “de las carreras regionales dominadas por las mafias que manejan y extorsionan a los pelotones para repartirse los premios en metálico. A lo largo de mis años de corredor fui un gilipollas. Nunca estuve en el ajo. (El de los amaños)”.

“Firmé mi primer contrato de trabajo el día que cumplía 22 años, el 22 de febrero de 1952…en la categoría de “aspirante”…se requería un período de prueba de cerca de dos años para obtener la categoría de profesional. Ganaba 32.000 francos al año, o sea, una vez y medio el salario medio interprofesional. En 1952, la mitad de los corredores profesionales tan solo disponían de contratos de jornalero….cobraban por día de competición. Se decía que corrían à la musette, término que designa la bolsa de avituallamiento que se reparte en la salida de las carreras.”

Durante su etapa profesional y a petición del pelotón, montó la Unión de Ciclistas Profesionales Franceses, y en su etapa periodística denunció el dopaje en 1959, en el diario Le Monde, como testigo y participe.

Jean Bovet Mes Ventoux

Jean Bobet también asistió al declive deportivo de la figura de su hermano, al respecto hace una reflexión digna de mencionar:

“No gana nada desde 1958, ya no llega el primero. Para un campeón es insoportable dejar de ser el primero, porque para el campeón no hay término medio. Es la victoria o el fracaso. Y el fracaso es inadmisible incluso para el campeón afectado por la edad, por la estúpida razón de que al mismo tiempo es un hombre en la flor de la vida (35años).

El campeón muere de golpe, de una ruptura de edad, pues aunque esté en declive experimenta deseos cuya satisfacción las circunstancias le niegan.

Al respecto Alain Gerber dijo sobre la tragedia de la muerte anunciada del campeón:

Esta es la más terrible de todas las leyes del deporte: seas quien seas, siempre acabarás por perder. No hay nada que los campeones obtengan- a fuerza de coraje, de hazañas, de sacrificio y de dolor- de lo que no vayan a quedar desposeídos en poco tiempo. Son conquistadores con las manos vacías. Recién llegados a su tierra prometida, tienen que exiliarse”.

Louison Bovet

Finixer este es un libro imprescindible, sencillo y humilde, en palabras de su autor es “la historia luminosa que sucedió a los años oscuros de la guerra… la Reconstrucción”. Mañana salimos no es una biografía de Louison Bobet, sino una historia del ciclismo de los años cincuenta, una historia que viví y que Louison marcó”.

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Artículo de Ildefons Teruel.